Por
lo que respecta la existencia de Dios Santo Tomás afirma
taxativamente que no es una verdad evidente para la naturaleza
humana, por lo que, quienes la afirmen, deberán probarla. La
existencia de Dios, nos dice, es evidente considerada en sí misma,
pero no considerada respecto al hombre y su razón finita y limitada.
Tanto es así que ni siquiera las diversas culturas o civilizaciones
tienen la misma idea de Dios (judaísmo, islamismo, cristianismo,
politeísmo...) e, incluso, ni siquiera todos los hombres
pertenecientes a la misma cultura poseen la misma idea de Dios. Y
esto es un hecho ante el que no cabe discusión. Con ello pretende
recalcar tanto la importancia del tema como la legitimidad de
solicitar una garantía de la razón, independientemente de lo que
afirme la fe. Si la existencia de Dios no es una verdad evidente para
nosotros es necesario, pues, que sea demostrada de un modo evidente
para la razón, de un modo racional, en el que no intervengan
elementos de la Revelación o de la fe.
Pero
¿Qué tipo de demostración hemos de elegir? No podemos partir de la
idea de Dios, ya que eso es precisamente lo que se trata de
demostrar, lo que se trata de conocer. Tampoco podemos recurrir a la
demostración "a priori", puesto que esta demostración
parte del conocimiento de la causa, y de él llega al conocimiento
del efecto: pero Dios no tiene causa. Sólo nos queda, pues, partir
del conocimiento que proporciona la experiencia humana, de los seres
que conocemos, tomados como efectos, y remontarnos, a través de
ellos, a su causa, es decir, argumentando "a posteriori''.
Siendo
tal la posición de Santo Tomás comprendemos por qué criticará
duramente el argumento ontológico y rechazará su validez. El
argumento anselmiano toma como punto de partida la idea de Dios como
ser perfecto, pero tal idea, dice Santo Tomás, procede de la
creencia, de la fe, y no tiene por qué ser aceptada por un no
creyente. Pero además, el argumento de San Anselmo contiene un paso
ilegítimo de lo ideal a lo real: pensar algo como existente no
quiere decir que exista en la realidad. La existencia pensada no
tiene más realidad que la de ser pensada, la de estar como tal en
nuestro entendimiento, pero no fuera de él. Para Santo Tomás la
existencia sólo puede ser alcanzada si partimos de la existencia y
argumentamos a partir de ella. Y la única existencia indudable para
nosotros es la existencia sensible. Por ello desarrollará sus cinco
pruebas de la existencia de Dios a partir siempre de la experiencia
sensible, la primera pero no la única forma de experiencia que el
hombre conoce...
Grosero copy-paste. Si vas a hacer cosas como esta al menos cita la fuente
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